“Denle ese mensaje a la gente, el que perdió es un inútil, porque así está planteado”
Con esta frase de acá arriba cerraba Marcelo Bielsa la conferencia de prensa, probablemente, la más dura que tuvo que dar. Una vez en Argentina y ya consumada la eliminación prematura de la copa mundial Corea-Japón 2002. Una selección que llegaba como la máxima favorita a quedarse con la copa y que se fue, inmerecidamente, de un mundial en el que nada, absolutamente nada, salió de acuerdo con lo planificado.
14 de noviembre de 2001, Argentina empata en 1 con Uruguay (En uno de los partidos más polémicos de la historia de las eliminatorias) y así terminan las mejores eliminatorias de un equipo sudamericano en la historia. 18 partidos jugados, 13 victorias, 4 empates y apenas 1 derrota contra Brasil, en San Pablo. Sacándole 12 puntos al segundo, Ecuador (Que también se anotó con su mejor eliminatoria histórica) marcando 42 goles, siendo la selección más goleadora y recibiendo 15, la segunda valla menos vencida. Una eliminatoria que culmino con un detalle digno de mencionar: Argentina nunca, en el año y ocho meses que duró el torneo, bajó del primer puesto. Una selección que encantaba al espectador, que proponía jugar siempre de la misma forma. Siempre de forma audaz, siempre atacando y nunca dejando de luchar. Algunos, los más rácanos, criticaban el hecho de atacar todo el tiempo; decían/dicen que se arriesga innecesariamente en los casos en el que la victoria ya es cómoda. Bielsa siempre tuvo eso, su defensor a ultranza y su crítico más acérrimo, sin grises.
No va este post a ahondar en la relación, siempre conflictiva, que mantuvieron Bielsa y el periodismo. Solo decir, para el que no lo sepa aún, que una parte de ese sector esperaba, ansioso, que la selección fracasara para así poder salir a criticar a sus anchas a un combinado que antes no les había dejado ni un costado para ser criticado. Y ojo, que el juego nunca fue eje de las críticas, no señor. A Bielsa no se lo quiere en cierto ámbito periodístico por el solo hecho de no discriminar entre las grandes cadenas de noticias y una radio de barrio. Por no “hacerle el juego” a los grandes diarios deportivos concediéndoles entrevistas personales y diciendo lo que tenía para decir en conferencias de prensa abiertas a todo aquel que quiera ir. Y ese sector fue el que se tuvo que quedar callado, esbozando tibias críticas durante la gestión de Bielsa como la eliminación en octavos de la copa América de 1999 o el hecho de realizar algunas prácticas a puertas cerradas. Pero el tiempo trajo las eliminatorias y no tuvieron más opción que el elogio, desmedido y merecido por esa selección que francamente enamoraba. Y luego vendría el mundial.
En eso estamos, cuando promediaba mayo del 2002 y la selección ya estaba instalada en el National Center Japan-Village de Naraha. De cara al famoso “grupo de la muerte” conformado por Nigeria, Suecia en Inglaterra. En una conferencia de prensa luego del sorteo dijo “En lo personal prefiero adversarios que nos ataquen, que quieran compartir la iniciativa de juego con nosotros, en vez que nos la cedan, porque en la presunción de ataque existe la posibilidad de que se desprotejan defensivamente. El análisis que hago es optimista”
Dicen que entre más alto se está, más dura es la caída y así fue para ese equipo. Las expectativas eran altísimas por lo que transmitía ese equipo y porque la gente, si hablamos del contexto social, necesitaba una alegría con desespero después de tantas pardas. Una alegría efímera como lo es la que puede proporcionar el fútbol (nadie iba a recuperar su trabajo porque Argentina gane un mundial) pero en esos tiempos la felicidad era agua y nosotros moríamos de sed. Resumidamente (en exceso) el saldo de ese olvidable mundial fueron 3 partidos disputados, uno ganado, uno perdido y uno empatado con dos goles a favor y dos en contra. 4 puntos y a casa en primera vuelta. Se esperaba mucho más es cierto, ni el más pesimista de los pronósticos evidenciaba una eliminación tempranera. Y ahí sí, resurgieron los resultadistas, los tipos de los grandes medios, los que jamás aceptaron a un técnico como Bielsa porque no era amigo de nadie, los Niembro, Casteglione, Liberman, etc. Se critico ferozmente a Bielsa, se puso en tela de juicio su capacidad y se lo denostó de cuanta manera sea imaginable. Nunca, pero nunca nadie discutió el juego de ese equipo. Si fue, o no, justa su eliminación tan pronta. Es mucho más fácil ver el resultado final, no profundizar en el juego. Es fácil decir “El mayor fracaso de la selección nacional” pero cuando se trata de analizar el juego la cosa se torna más difícil. “(…) hay algo universal: cuando un equipo gana, se bendice hasta lo malo; y cuando pierde, se maldice hasta lo bueno” Eran aves de rapiña sobrevolando, y cuando vieron que la presa se descuidó fueron por ella.
Es interesante notar que en los 8 planteles en los que estuvo Bielsa (6 clubes y 2 selecciones) siempre dejo un recuerdo entrañable. Existen opuestos como el América, quizás el equipo menos paciente para un proyecto como el de él y Newell’s el equipo que lo siente como uno de sus hijos más pródigos. Pero siempre dejó algo en su trayecto, no siempre fueron títulos, materia “adeudada” por el Bielsismo. Se pueden contar 2 con el conjunto de Rosario y uno con Vélez a nivel clubes, un preolímpico sub-23 y la medalla de oro en Atenas 2004. Pero por algo se lo recuerda siempre, y ese algo es el sello que les imprime a los clubes que dirige. Pueden ser un club como el Atlas mexicano, o una potencia mundial como la selección Argentina. A él lo mismo le da. Esa bandera del 3-3-1-3 (pudiendo transformarse en 4-3-3 “Siempre hay que poner un defensor más que la cantidad de atacantes que ponga el rival” dijo alguna vez), de la cancha ancha, el pase atrás, la presión constante, el equipo corto es lo que uno no puede olvidar.
Desde acá, nunca me voy a sentir a gusto con quedar eliminado en primera ronda, obviamente de elegir, elijo siempre salir campeón del mundo. Y si, utópicamente, uno pudiese elegir como quedar eliminado, yo me quedo con esta forma. Y también hay algo más, siempre voy a preferir un equipo y un entrenador que no se traicione a sí mismo. Que se mantenga ese espíritu amateur de jugar siempre, porque en el barrio no reparamos si el otro equipo esta fundido, queremos ganar 20 a 0 si es posible porque los amigos se hacen afuera de la cancha, adentro es a todo o nada. A mí, y esto es en carácter totalmente personal, me causaba un placer inmenso ver al Burrito Ortega marcando a un volante rival. Raúl Gámez una vez entrevistado acerca de Bielsa y su opinión acerca de cómo se acercaba el Loco a los jugadores dio una definición categórica “Él a los jugadores se los va ganando con la dedicación, el trabajo y la hombría de bien. Fijate que es muy difícil que hablen mal de él”. Poder convencer a esa gente de que el esfuerzo no se negocia, que entre más se ahogue la salida rival más pronto se va a recuperar la pelota y, en consecuencia, el equipo va a disponer más tiempo de la misma para crear y elaborar es el principal motivo por el cual uno admira a Bielsa
Te digo que al día de hoy siento orgullo de ese equipo, no sólo por que jugaba un fútbol maravilloso, sino también por que "murió" con las suyas, por las buenas.
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